Sin sueño en la madrugada y sin podernos despertar por la mañana. ¡Vaya lío!
Escuchábamos música que venía del centro escolar que teníamos enfrente del
apartamento.
| Paseando por el barrio |
| Patio del colegio |
Finalmente, ¡salimos! Llovía y hacía frío,
pero la ilusión de estar aquí y explorar tiendas e intentar hacerte entender
con los japoneses es una más. Son muy amables. En una tienda, una japonesa, de cierta
edad, no se daba por vencida y me dió un papel para que le dibujara lo que le
pedía. Que no era otra cosa que un adaptador de enchufe para conectar los
nuestros, los europeos, a la corriente eléctrica. Pues sí, aprendí mi primera palabra japonesa. Enchufe = Dinki
(pronunciación figurada).
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| Adaptador al japones. |
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| Enchufe muy útil para moviles |
En el paseo por el barrio pudimos observar el día a día de la sociedad
japonesa. Se utiliza la bicicleta como medio de desplazamiento para todas las
edades. Los padres, mayoría madres, llevan a sus hijos al colegio en bicicleta.
En algunos casos llevan a dos, uno adelante y otro atrás. En algunas calles hay
carril de bicicletas y en otras no, pero andan igualmente, y hay que estar muy
pendientes de ellas.
| En este caso lleva tres niños. Uno delante y dos detrás. |
Al mediodía comimos cerca del apartamento en un restaurante llamado
"Sukija", muy económico y comida rica. Nos fijamos que entraba mucha
gente y no nos decepcionó. Salimos a 6€ por persona. Comimos una sopita y un
bowl de carne y arroz.
Pensamos que las cenas y los desayunos los haríamos en el apartamento por
diversas razones. La principal, el bebé, y dado que estaríamos un mes en Japón
era preferible descansar del todo el día callejeando y terminar el día con
cenita a nuestro estilo, tratando de equilibrar nuestra dieta. Y por todo esto,
hacíamos la compra en el super.
Pese al mal tiempo Mikel y yo nos animamos a ir andando hasta Uono, a 2,5 Km. Es una de las zonas importantes en
Tokio. Pasamos por unas pequeñas y estrechas calles llenas de pequeños
restaurantes. Me encantaría disfrutar en esas pequeñas mesas de una exquisita
comida japonesa. Algunos estaban sentados en mesas bajas con su calzado a sus
espaldas. ¡Muy gracioso!
| Pequeños restaurantes en las callejuelas |
El camino a casa lo hicimos más rápido ya que la temperatura era de 4ºC.
La anécdota de este día fue el café con leche que
pidió Mikel en una cafetería.
Preparamos
una ensalada y unos sabrosos huevos fritos y seguidamente nos recogimos para
dormir y yo para repasar el día escribiendo este diario de Bitácora.


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